Detener el Infinito

Del 15 de febrero al 13 de mayo, 2018


El dibujo es la forma más primitiva de traducir la realidad, de transformarla o evidenciarla. El punto, la línea y los planos están en constante movimiento creando posibilidades de contar historias con diferentes perspectivas, formas y soportes. La construcción de las imágenes puede tener limitaciones y la tensión crítica generada sobre aquello que se considera el límite de lo inamovible e intocable se desdibuja al inicio de la acción: expandir el trazo hacia la interdisciplina.

De los diferentes procesos humanos en los que está involucrada la mente, el dibujo es uno de los más reveladores; ya que demuestra estados de ánimo, formas de interpretación y percepción, el dibujo es una caja de resonancia que muestra lo que sucede en tiempo real. La experiencia vital que se encuentra vertida en los dibujos también busca expandirse, no solo hacia otros soportes, sino a otros campos del conocimiento como la pedagogía y la psicología que desarrollan el devenir de las emociones y las circunstancias que afectan al mundo interno de las personas. La realidad que se busca capturar mediante un dibujo es muy distinta a la habitual; es una memoria inmediata, pero al mismo tiempo íntima.

El dibujo expandido se inserta dentro de los lenguajes contemporáneos revisando conceptos como el tiempo, la huella y la memoria como parte de una búsqueda que se relaciona con diversos campos del conocimiento como la escultura, la instalación, la pintura, el muralismo, el conceptualismo, etc.

DETENER EL INFINITO plantea la aparición de otro espacio, un espacio que se materializa por medio de un movimiento suspendido, como cuando vemos una imagen en movimiento y es detenida por la acción del botón de pausa, un espacio que se manifiesta como la calma que precede al acontecimiento. Desde ese espacio el dibujo se expande y pone tensión en sus límites.

Entrada libre

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